jueves, 24 de septiembre de 2009

idea vilariño...muy buenaaa!!!!

Dónde el sueño cumplido...

Dónde el sueño cumplido
y dónde el loco amor
que todos
o que algunos
siempre
tras la serena máscara
pedimos de rodillas


Eso

Mi cansancio
mi angustia
mi alegría
mi pavor
mi humildad
mis noches todas
mi nostalgia del año
mil novecientos treinta
mi sentido común
mi rebeldía.

Mi desdén
mi crueldad y mi congoja
mi abandono
mi llanto
mi agonía
mi herencia irrenunciable y dolorosa
mi sufrimiento
en fin
mi pobre vida.



Todo es muy simple

Todo es muy simple mucho
más simple y sin embargo
aún así hay momentos
en que es demasiado para mí
en que no entiendo
y no sé si reírme a carcajadas
o si llorar de miedo
o estarme aquí sin llanto
sin risas
en silencio
asumiendo mi vida
mi tránsito
mi tiempo.


Ya no será...

Ya no será,
ya no viviremos juntos, no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa, no te tendré de noche
no te besaré al irme, nunca sabrás quien fui
por qué me amaron otros.

No llegaré a saber por qué ni cómo, nunca
ni si era de verdad lo que dijiste que era,
ni quién fuiste, ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido vivir juntos,
querernos, esperarnos, estar.

Ya no soy más que yo para siempre y tú
Ya no serás para mí más que tú.
Ya no estás en un día futuro
no sabré dónde vives, con quién
ni si te acuerdas.

No me abrazarás nunca como esa noche, nunca.
No volveré a tocarte. No te veré morir.

jueves, 3 de septiembre de 2009

COMO TODO HOMBRE NORMAL...DE MANUEL DIAZ MARTINEZ

Yo, como todo hombre normal, soy maniático.
Me llevo bien con mis obsesiones.
Mis relaciones con la angustia son cordiales.
porque no creo que en el mundo todo está ganado,
pero tampoco que está perdido.
Simplemente pienso que falta por hacer la mejor parte.
(Cuenten conmigo).
Pero pido que se razone y se hable claro.
Y pido que se condene a Dios por incapaz y al Diablo por
ridículo y a la Gloria por exagerada y a la Pureza por imposible
y al Iluso por iluso y al Burgués por dolo y al Fanático por
pandillismo y nocuturnidad.

II

Yo, como todo hombre normal, estoy enamorado de una mujer,
de una gran mujer nerviosa, bellísima, al borde de la histeria,
de una espléndida mujer que le gusta vivir,
que hace el amor como una niña de convento
a pesar de sus grandes ojos dibujados, de sus largas piernas
duras y del temblor de primavera,
del frenético temblor obsceno
que desgarra la blancura de su vientre.
Y estoy enamorado de mi tiempo,
que es brutal y también está al borde de la histeria.
Estoy enamorado de mi tiempo con los nervios de punta,
con la cabeza rebotando entre el estruendo y la esperanza,
entre la usura y el peligro,
entre la muerte y el amor.
Y sueño y vocifero ferente a una sorda, ululante multitud de
turbinas, pozos de petróleo, gigantescos combinados
siderometalúrgicos donde el hombre crece en la presteza de sus
dedos sobre los controles y las herramientas, fundido al cuerpo
caliente y brillante de las máquinas, que se desgastan
incesantemente fabricando un mundo radiante y futuro, jamás
visto, jamás oído, jamás tocado, habitado por fantasmas que
apenas tenemos tiempo de engendrar.
Estoy enamorado de una mujer,
belísima y neurótica como la Historia,
y me hundo en sus carnes espaciosas para que la aurora que
estamos construyendo no ilumine el planeta
solitario y melancólico.